Antier regresé de mi clase y me dispuse a comer como troglodita. No, más bien como una mujer poseída por la ansiedad: sopa de hongos, queso asado con pasta de ajo y habanero, salami, jamón, un pan tostado, queso panela fresco y cereal. ¿Se me olvida algo?
Mea culpa, fue un verdadero atasque, como si detrás de mí viniera un tenedor para agujerar mi espalda y cada agujero tuviera que ser rellenado con comida. Me venció un infame tenedor persecutorio.
Eviten hacerlo, ayer no supe si era alergia, una infección, alguna bronca de vías respiratorias o simplemente un atracón, pero me quedé encerrada con mi enorme panza.
Hoy es cumpleaños de mi padre y lo invito a Au Pied de Cochon; me conformo con quedar como la pata del cerdo y no como el cerdo en sí mismo.
Tchau!
Ay, ya he estado en esas. Creo que yo también tengo muchos agujeros en la espalda, porque a menudo me sucede. Disfruten mucho hoy, me más que fascinaría acompañarlos. Te adoro, Hermana.
Me gustaMe gusta
Estupenda descripción de tus muy íntimos sentimientos. Ya veremos en la comida de hoy…
Me gustaMe gusta