Sangran los escalones de un segundo piso, sangran también unos bellos ojos, les asombra el escándalo del bermellón que entrelaza la blancura de ambas manos. Del blanco y el rojo a otros ojos, a un hotel, al pasado negro de una mujer que pierde el equilibrio, que agacha la cabeza, que llora, grita y mata a la vez.
CH3-CH2 OH: hiere dientes, narices, rodillas, lo que encuentre a su paso; CH3-CH2 OH que transparenta desamparo, soledad y frustración.
Sangre seca o sangre viva, después sólo quedan dolor, vergüenza y rabia, porque es el mismo tiempo, una imagen que se confunde a pesar del cemento y el hierro, del balcón, el verde y una cama. No hay cacumen que separe espacios, vivencias ni momentos, pervive el río de sangre en el que Caronte abandona la barca y los remos. Se esfuma la posibilidad de una orilla, de un punto de llegada.
Ojos, ojos, ojos que gritan sangre, dos pares, apestañados, hermosos, abiertos, tristes, rendidos.
http://es.wikipedia.org/wiki/Caronte_%28mitolog%C3%ADa%29#mediaviewer/File:Charon_by_Dore.jpg
—Buenos días.
—…
—…
—Lo sé, empieza a clarear.
Hasta entonces.
Qué fuerte, qué bonito escribes. Me conmovió mucho.
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…y ella abrió los ojos y se llenó de sol.
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…una pelota de fuego que seguía bermellón.
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¡Pácatelas! Padre el comentario de Mercedes.
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Mercedes es una mujer profunda, escritora querida.
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